¿De donde surge el bullyng?
Me interesa mucho hablar del origen del bullying, con el fin de lograr un trabajo preventivo pues es un tema poco considerado y altamente deseado.
Me gustaría explicarlo de la siguiente manera; imaginemos a un pequeño que vive en un hogar donde existe la violencia, el niño comienza a tomar fotos de distintos escenarios de la casa y estás fotos se quedan en su mente, más tarde el pequeño revela el rollo y se convierten en modelos a seguir.
La violencia psicológica se genera a partir de una falta de sintonía en los mensajes, esto genera en el niño frustración y esta frustración lleva a la violencia. El niño se enoja porque sus padres no responden a sus necesidades tanto básicas como internas. Al no recibir lo que necesita, este modelo de relación se lleva afuera de casa, la mente se queda con esa fotografía y este es el modelo que se va a repetir. Los niños pueden llevar este problema a la escuela y aquí es donde comienza el fenómeno del “bulling” o violencia escolar: es una manera de ejercer extrema violencia, en el que el agresor somete a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de sus compañeros.
Más del 25% de los alumnos sufre de bullying, es decir, están expuestos a agresiones constantes y viven sintiéndose torturados por ellos.
Partiendo de la idea, que todos los actos de la conducta humana provienen de nuestras experiencias infantiles, podemos entender la influencia que tienen las vivencias infantiles con figuras agresoras y crueles, que años después estas experiencias operen desde el inconsciente como centros de mando y dictan patológicamente el comportamiento antisocial.
Estas conductas, se organizan en lo que podemos llamar núcleos psicopáticos que al detectarlas tempranamente, se podrán cambiar y controlar el rumbo de diversos actos destructivos.
El hogar es el núcleo en que el individuo se forma, para la edad en la que llegan a la escuela ya han internalizado una gran variedad de patrones de relación con otros, dependiendo por supuesto de la forma en que sus padres se relacionan entre ellos, con sus hijos y con las demás personas.
La violencia se aprende y la violencia se aprende en casa. Un niño que es testigo de violencia en casa tiene 15 veces más probabilidades de convertirse en víctima o en agresor.
Cuidemos a nuestros hijos de la violencia y de la inseguridad, no solamente de los peligros de las calles de nuestra ciudad, sino del peor de los peligros, que es un ambiente hostil en el hogar.